En estos días hay un debate internacional importantísimo en torno a la "fatiga conductual" ya que puede afectar tanto a nivel individual, a equipos, organizaciones y en general, a todo el planeta.
The Guardian publicó recientemente un artículo que decía: "La gente no se 'cansará' del distanciamiento social, y no es científico sugerir lo contrario". “La fatiga conductual” decía el artículo, “no tiene ninguna base científica”. Y al mismo tiempo, en estas semanas, la denominada "fatiga conductual" se ha convertido en un tema tan relevante que hasta el gobierno de Reino Unido lo ha tenido en cuenta a la hora de diseñar las medidas de salud públicas.
Pero ¿qué es la fatiga conductual?
Hay estudios que revelan que las personas tendemos a reducir ciertos cambios de comportamiento (por ejemplo, en el caso del COVID hemos incorporado hábitos como lavarnos las manos con más frecuencia, mantener la distancia social o tener las reuniones virtuales con el equipo) a medida que la incertidumbre o el riesgo se mantiene a lo largo del tiempo y más aún cuando comienza a entrar en conflicto con demandas familiares, presiones económicas etc..
Muchas de las investigaciones sobre el cumplimiento y compromiso para mantener un hábito de estas características se centran en la percepción del riesgo.
En este gráfico de un artículo reciente en ScienceDirect se ilustra un modelo ampliamente utilizado en relación a la fatiga conductual y el burnout y de cómo la percepción del riesgo varía a lo largo del tiempo y en función del contexto: por ejemplo se percibe más riesgo cuando hay un pico de prevalencia o casos; se percibe menos riesgo cuando nos habituamos precisamente a ese riesgo.
Por eso, durante el COVID, sentimos un gran dilema ya que mostrar la incidencia y la mortalidad podía hacer aumentar la percepción del riesgo (y por tanto los hábitos de autocuidado) y no mostrarlo podía hacer que algunas personas incluso, por esa percepción del riesgo tan baja que suelen tener, acabaran encontrando "emocionante" hacer algo supuestamente arriesgado y escapar de las consecuencias.
¿Qué te recomiendo si sientes fatiga conductual o burnout en ti o incluso en tus hijos/as, familiares o amistades?
1. Habla de este tema abiertamente: comparte que la fatiga conductual es algo
que nos puede ocurrir a todos, pero debemos prestar atención a esa percepción de menos riesgo por la importancia que tiene en la salud de todos/as.
2. Si lo detectas en tus hijos/as o incluso en tu equipo, implícalos en buscar soluciones para manejar esta fatiga conjuntamente. Evita caer en el error de diseñar medidas, protocolos, actividades o buscar apoyo/consejo psicológico.... sin que ellos/as participen. Es muy importante que todos os sintáis proactivos para afrontar estas sensaciones.
3. Asegúrate de hacer una lista de posibles maneras de superar la fatiga conductual indicando todo aquello que te/os pueda relajar, divertir y reír y adaptarlas a la situación real (es decir, sin huir de la realidad ni olvidar las normas de seguridad que debemos respetar).
Pregúntate: ¿qué te/os ayuda a desconectar? ¿qué te/os hace sentir bien? ¿qué plato favorito te/os anima? ¿qué peli te/os encanta? ¿cómo podemos hacerlo en este contexto? ¿Virtual?
Incluso en el contexto profesional, ¡no te cortes de incluir actividades más lúdicas y de disfrute! Por ejemplo, podemos decir que el 100% de los participantes (y eso es muchísimo! hemos tenido más de 400 usuarios en estos meses) en Talent Gaming© ha reconocido lo importante que fue para ellos reir, conectar, jugar, disfrutar con sus compañeros/as aún cuando fuera una experiencia virtual.
4. Préstate atención a ti. En muchas ocasiones, el "burnout" (o sensación de estar quemado/a, de no poder más con una situación) procede de tener una fatiga conductual mantenida durante mucho tiempo. SI te notas quemado/a con la situación, reflexiona....
si has estado prestando mucha más atención y preocupación por otros/as que casi te has olvidado de lo que tú necesitas;
si no te pierdes las noticias/debates llenos de "tensión informativa";
si no eres capaz de recordar haber hecho algo importante para ti esta semana.
Si es así, ¡estoy segura de que ya sabes lo que puedes comenzar a hacer!
Préstate más atención a ti y extrema tus cuidados físicos, emocionales, nutricionales.
Sustituye las tensiones por lo que/quien te relaja, te inspira, te motiva, te aporta.
Planifica ahora mismo hacer algo importante para ti esta semana.
5. Pide ayuda. Esta situación que estamos viviendo es muy compleja. No tenemos precedentes y es natural que te sientas más vulnerable. Pero esa sensación de vulnerabilidad e incertidumbre debes aprender a manejarla para que no te pare, te desanime o te desmotive. No pienses que es una tontería o que un/a psicóloga no te va a ayudar. Nosotros, te aseguramos, estamos apoyando a muchas personas, personal sanitario, profesionales de todos los sectores en el manejo de la fatiga y burnout.